28 de julio: Día del Árbol Entrerriano

La Ley 1476 del año 1901, declara el 28 de julio como El Día del Árbol Entrerriano; sancionada en homenaje al Colegio de Concepción del Uruguay, fundado por Justo José de Urquiza, la ley tiene como objeto la valoración de todos y cada uno de los beneficios que ofrecen los árboles nativos, tanto económicos, nutritivos como sociales.

El monte nativo cumple funciones imprescindibles para el desarrollo de la vida, cuando éste desaparece, el suelo queda a merced de las adversidades climáticas, generando daños irreparables. Son muchas las zonas que han sufrido las consecuencias de prácticas inadecuadas, el resultado de ello ha sido la desaparición de especies de gran valor ecológico.

Las especies nativas crean ecosistemas muchos más complejos que aquello que se puede apreciar a simple vista, tienen insectos y fauna asociados. Algunas de las que se destacan en la Provincia son el ñandubay (Prosopis affinis), el algarrobo negro (Prosopis nigra), el espinillo (Vachellia caven), el chañar (Geoffroea decorticans), el incienso (Schinus longifolius), el quebracho blanco (Aspidosperma quebracho-blanco), el molle (Schinus molle) y el tala (Celtis tala), el sauce criollo (Salix humboldtiana), el amarillo del río (Terminalia australis), el ceibo (Erithryna crista-galli), el mataojo (Pouteria salicifolia), el canelón (Myrsine laetevirens), el timbó (Enterolobium contortisiliquum), higuerón (Ficus luschtnathiana), curupí (Sapium haematospermum), las palmeras yatay (Butia yatay), pindó (Syagrus romanzoffiana) y caranday (Trithrinax campestris), entre otros.

Desde el año pasado el aromito, espinillo o churqui (Vachellia caven) es el árbol representativo de Entre Ríos.

Desde una iniciativa del Consejo General de Educación, a través del Programa de Educación Ambiental, y la Universidad Nacional de Entre Ríos, a través del Jardín Botánico “Oro Verde” de la Facultad de Ciencias Agropecuarias, se realizó una elección, que tuvo como destinatarios a estudiantes, docentes y ciudadanía en general, y que definió al aromito como “El árbol entrerriano” con un 61,3 % de los votos.

Esta iniciativa fue declarada de Interés Educativo por Res. N° 2917/20 CGE, de Interés provincial por la Dirección de Recursos Naturales de Entre Ríos y de Interés Legislativo por Declaración N° 118 de la Honorable Cámara de Diputados de la Provincia. La propuesta se realizó con el objetivo de conocer e identificar las especies arbóreas representativas de cada una de las eco-regiones entrerrianas, apreciar las características y potencialidad de las mismas, buscando de esta manera aportar a la construcción de conocimiento y valoración de los árboles nativos y su importancia como patrimonio natural y cultural.

Característico del espinal, el aromito llega a medir entre 4 o 5 metros de altura, es espinoso, con abundantes ramas sinuosas, de aspecto rústico, con una maravillosa y espectacular floración de brillante color amarillo y pequeñas flores perfumadas. Su madera es buena para carbón, sus flores son usadas para perfumería y el tanino de los frutos para curtir cueros. La medicina popular le atribuye múltiples propiedades. El espinillo vive solitario y su presencia en bosquecillos es indicadora de profundas alteraciones ambientales (sobrepastoreo y fuego). Crece en condiciones muy adversas, constituye una especie pionera y es considerado como un “ingeniero de ecosistemas” al crear sombra y un microclima que permite a otros animales y plantas sobrevivir en áreas degradadas.

En este día, como entrerrianos, reflexionemos sobre nuestros conocimientos sobre los árboles nativos e involucrémonos en su cuidado y protección. Los árboles no solo tienen importancia natural, sino que son depositarios de memoria e identidad y constituyen una categoría explicativa de los procesos culturales.
Educar en la valoración y conocimiento de nuestros árboles nativos implica un aporte a la construcción de ciudadanía e identidad, posibilitando a la vez una herramienta para la formación de comportamientos que impulsen una nueva relación sociedad-naturaleza.