Con más adeptos, se expande la producción de cervezas artesanales
En los últimos 10 años explotó en Entre Ríos el fenómeno de la elaboración de cerveza artesanal. En la actualidad se comercializan alternativas locales en distintos bares y del viernes al domingo la Feria Destapar, en el Puerto Nuevo de Paraná, será una ocasión especial para degustar distintas opciones elaboradas en la región de esta bebida que ya es un clásico y que cada vez gana más adeptos.
Con mayor cantidad de variedades, los productores entrerrianos y santafesinos renuevan su oferta y valoran este tipo de propuestas: «La Feria Destapar contribuyó mucho a despertar el interés en la cerveza artesanal en Entre Ríos», aseguró a UNO Exequiel Heim, el pionero en la zona, quien empezó con su emprendimiento hace 15 años, cuando el acceso a la información no era tan sencillo como ahora. «Fui comprando libros sobre el tema o buscando en internet, en épocas donde la conexión se hacía a través del teléfono y tardaba demasiado. Después, en la facultad de Ingeniería, en una materia que se llama Biología Celular y Molecular, vimos el ciclo de la levadura de cerveza y eso hizo que me interesara más», contó.
«Al principio fue prueba y error, experimentando con amigos y familiares, que me impulsaban a que comercialice la cerveza que hacía. En 2008 finalmente registré la marca», señaló, y aseguró: «Hacer cerveza es fácil, lo que no es tan fácil es hacer una que sea buena, que no tenga efectos de fermentación, de contaminaciones de bacterias. Y si uno se quiere especializarse en un estilo debe seguir ciertos parámetros».
Hoy su producción, que alcanza los 1.500 litros mensuales, es una de las más importantes de la provincia, aunque él aclara que «es un volumen muy pequeño» y que si bien en Entre Ríos se fueron sumando más productores con los años, no se alcanza a cubrir la demanda local. Sobre este punto, aclaró: «Se ha incrementado la elaboración y creo que eso se fue dando porque hay un alto consumo de cerveza artesanal. Hoy el 2% de la cerveza que se consume en argentina es artesanal y el resto industrial, pero va creciendo porque la gente se va dando cuenta de que es más cuidado el proceso de elaboración, y encuentra más sabores, texturas y aromas».
«Las industriales cada vez son de menor calidad, y sus fabricantes están focalizados en cuánto se le gana al litro invirtiendo la menor calidad posible de materia prima y la gente se ha dado cuenta, por eso busca cosas distintas. Y a la par los productores vamos implementado estilos nuevos o incorporando otros que ya estaban pero no se hacían en esta zona. Se animan a producirlos y la gente a probarlos», sostuvo Heim.
La variedad de opciones en Entre Ríos es amplia. Heim explicó que fabrica varios tipos, la mayoría de trigo, pero enumeró una extensa lista de variantes que hacen otros de sus pares. Hay rubias, negras, doradas, lager, saison, IPA; con estilo inglés, francés, alemán, belga u otros; más intensas o más suaves; en fin, para los diferentes paladares seguramente hay alternativas y probarlas es la mejor forma de conocerlas.
Si bien no se conoce una estadística oficial de cuántos productores de cerveza artesanal hay en la provincia, incluyendo los que se dedican a comercializarla y los que solo la hacen para consumo hogareño, Heim contó que existe un grupo de WhatsApp donde participan más de 70 y son de todos los puntos de Entre Ríos. «Puede haber además personas que elaboran que no conocemos», aclaró.
Lo más destacado es que, al menos por ahora, no compiten entre ellos, y sostienen un clima de camaradería que identifica la actividad. Incluso se juntan mensualmente a compartir charlas e información sobre el tema y probar los sabores de lo que hace cada uno de ellos, intercambiar sugerencias, e impulsar a los nuevos a seguir desarrollando una actividad a la que muchos llegan por hobby. En este marco, opinó: «No llegamos a cumplir con la demanda del mercado, podría haber más productores, o los que hay, crecer más. La verdadera forma de mejorar es compartiendo los saberes de cada uno, por el bien de la cerveza. No hacemos esto exclusivamente por el dinero, y creo que eso motiva a que no haya competencias. Siempre se ha fomentado eso de la camaradería cervecera; por ahí a futuro la competencia se va a dar pero sin llevarnos mal».
Guillermo Patterer, otro de los fabricantes locales de cerveza artesanal desde hace cinco años, coincidió en este punto y señaló: «Lo de la camaradería un poco viene de la mano de los orígenes de esta actividad, porque la mayoría arranca como cervecero hogareño. En ese ámbito de hacer la cerveza en casa siempre nos estamos juntando con otros, que tienen los mismos intereses; es como un club para practicar un hobby, y no se ve afectado si empieza a comercializar el producto».
Asimismo, resaltó: «La cuota del mercado que tienen es muy chica y nuestros numeros son muy marginales. Mientras más seamos haciendo buena cerveza artesanal, con mayor calidad, es una ganancia para todos, porque logramos tener más presencia en el mercado y aparte también gana el consumidor».
En su caso, produce unos 1.000 litros mensuales y el hecho de venderla surgió por pedido de sus allegados: «Al principio, con tanta información que había al respecto me alejé del tema, pero un día vi como hacían cerveza artesanal en un programa de televisión. Empecé a averiguar si se conseguían en la zona los ingredientes básicos, cuál era el equipamiento que se necesitaba y resultó bastante accesible: con una olla y una conservadora de camping alcanzaba para arrancar».
«Empezamos con mi señora y después de un par de años de estar haciendo empezó a vislumbrase una posibilidad de negocio, porque toda la gente que nos conoce quería probar y a uno no le alcanza el presupuesto para estar convidando a todos los conocidos. Entonces me empezaron a decir ´te compro´ y empezamos a meternos en al comercialización. Aunque es una segunda actividad para nosotros, es importante económicamente», indicó.
Sergio Quispe, por su parte, es productor pero a menor escala. Además trabaja como luthier y comparte la pasión por las dos actividades. Asegura que su prioridad es lograr calidad y no cantidad. «Comenzó siendo una inquietud, luego un hobby, y hoy es un poco más que eso. Mantengo esta actividad a través de una venta mínima que no llega a superar los 200 litros mensuales. Todos los años me capacito, participo en juntadas con cerveceros para debatir, compartir y sacar una conclusión de la cerveza que se va elaborado a través del tiempo», afirmó.
«Vendo cerveza artesanal en muy pequeñas cantidades, solo a gente conocida, a amigos que quieran buscar algo de buena calidad. Hacer mi propia cerveza y compartirla con todos los que quieran sentir lo que yo siento a la hora de servir un vaso, una pinta, es un motivo más para ser feliz», dijo a modo de conclusión.
Fuente: UNO