Encuentros «regados» con alcohol en una provincia que padece el consumo problemático

«Ciencia en Happy Hour» y «Viñas de Río» son acciones organizadas por dos áreas del estado entrerriano. Familiares de alcohólicos y profesionales de la salud coinciden en que se necesitan campañas que adviertan sobre el infierno que viven los que pierden el control de lo que toman.

Dos hombres grandes esperan por la reunión del miércoles de Alcohólicos Anónimos (AA) que se realizó en el salón que se encuentra detrás de la iglesia San Miguel de Paraná. El tercero en llegar, entró en moto por la calle interna, estacionó, se sacó el casco, prendió un cigarrillo y escuchó que la Secretaría de Modernización, Ciencia y Tecnología de la provincia de Entre Ríos organizó un ciclo de divulgación científica titulado «Ciencia en Happy Hour» que se realizó por primera vez en el pub de Salta y La Paz.

«Que van a escuchar si están tomando cerveza, después se olvidan todo», opinó el muchacho de buzo negro, algo desmejorado con marcas de un pasado agitado. Luego de resumir la idea le pidió a Luisa las llaves para abrir el espacio en donde tres veces a la semana buscan dejar atrás el alcoholismo.

La mujer de las llaves forma parte del grupo de familia Al-Anon desde hace 40 años. Su compañero cumplió cuatro décadas en Alcohólicos Anónimos: «Yo se que si chupo tiro todo a la mierda. Disculpá que te hable así pero es la verdad», reconoció y anunció que este viernes llegaría un equipo del Ministerio de Salud para conocer cómo están trabajando en AA.

En paralelo, un hombre y siete mujeres, desarrollan el encuentro de los familiares en el salón del segundo piso de la construcción a la que se ingresa por calle Buenos Aires, justo en el límite entre el centro comercial y el centro cívico de la capital entrerriana.

Sentadas en ronda escucharon que, el viernes 25 de mayo, la Secretaría de Turismo y Cultura de Entre Ríos, junto con la Asociación de Vitivinicultores, la Cámara Entrerriana de Turismo y la Federación Empresaria, Hotelera y Gastronómica, organizaron la propuesta Viñas de Río, que se basó bajo el concepto de tomar vino.

Uno de los eventos de Viñas de Río se realizó en Colonia Ensayo que se encuentra a unos 20 kilómetros de San Benito, la ciudad en donde esa misma noche, un hombre borracho golpeó a su mujer. La hija de la pareja, una adolescente de 16 años, llamó a la policía para frenar el abuso. Cuando llegaron los uniformados se encontraron con el hombre que los amenazaba con un caño y un hacha. Lo redujeron y lograron trasladarlo a la comisaría en donde le pegó un cabezo a uno de los policías.

Intenciones

Si bien llevar un científico a un pub puede parecer descontracturado o abrir los viñedos para tomar unas copas de vino ayudaría a la industria del turismo, también es cierto que los habitantes de Entre Ríos saben que el consumo desmedido de alcohol está relacionado en forma directa con la muerte.

Vidas jóvenes que se perdieron en el medio de una pelea motorizada por el alcohol. Mujeres asesinadas por hombres violentos envalentonados por el consumo que lo llevó a perder la conciencia. Accidentes en calles y rutas en donde aparecen los síntomas de una borrachera social que termina arruinando a propios y extraños. Una lista interminable de problemas que se generan iluminados para la maquinaria publicitaria que promete «clase y estilo» al tomar un vaso de whisky o una vida llena de emociones luego de tomar una pinta de cerveza artesanal.

«Trabajamos todos los días con la violencia de género que produce el consumo problemático de alcohol. Entonces, es contrario al laburo que venimos haciendo, fomentar el consumo, sin realizar campañas a favor de la salud», resumió consultada por UNO la licenciada en psicología Natalia García que es la coordinadora del Grupo Institucional de Adicciones del Hospital Escuela de Salud Mental.

Al igual que la psicóloga, los familiares de las personas que sufren el alcoholismo coincidieron en que descartan la confrontación con los funcionarios que idearon los proyectos que parten desde el estado pero les gustaría ver campañas que advierten sobre todos los problemas que genera el alcoholismo.

«Feminicidios, accidentes de tránsito, problemas en las relaciones sociales, que generan mucho daño en lo personal, familiar y en la comunidad», agregó Natalia García que es especialista en una problemática a la que califica como muy compleja y que describe como «enfermedad».

Al Grupo Institucional de Adicciones del Hospital Escuela de Salud Mental los pacientes llegan derivados de otras instituciones y muchos por orden judicial. Los hombres, que son denunciados por violencia familiar y las mujeres, que pierden la tenencia de sus hijos, buscan en el Hospital Escuela de Salud Mental un tratamiento que los ayude a salir del infierno.

«Son muy pocos los que llegan porque tomaron conciencia (luego de un accidente por ejemplo) la mayoría lo hace obligado entonces, las primeras entrevistas son para construir la demanda; que pueda reconocer que tiene un problema y que necesita ayuda», explicó sobre el comienzo del camino.

Si bien suelen aparecer temporadas altas y bajas, en esta parte del año, todos los días tienen una o dos entrevistas de admisión en donde se evalúa si el hospital es el lugar indicado para el tratamiento. Si entra, continúan con entrevistas individuales una vez por semana en donde se fijan los objetivos terapéuticos y más adelante hay una instancia grupal con las personas del entorno.

La diferencia con AA es que en el mismo grupo de trabajo participa la persona que toma y el núcleo socioafectivo. El tratamiento lleva, en promedio, unos dos años porque el primer paso es dejar de tomar y luego lograr los cambios necesarios para evitar el consumo de cualquier sustancia.

Por todos lados

En las series, en las publicidades que inundan las redes, durante las transmisiones de los partidos, en los festivales que tienen como alma la cerveza artesanal, el alcohol está por todos lados y se vuelve un problema en una provincia en donde los preadolescentes (9 a 11 años) que trabajan en el campo pasan por el bar antes de la jornada laboral.

Los profesionales de la salud reconocen que tratan adolescentes que perdieron el control sobre el alcohol. A ellos se les suman los grandes, hombres y mujeres, que pasaron buena parte de sus vidas sedados por un placebo con daños colaterales enormes.

Un AA cree que a los poderes reales «no le conviene tener una sociedad sana» aunque si bien esta teoría se maneja hace décadas, estaría llegando el momento de enterrarla porque las tragedias dibujan las curvas estadísticas que siguen creciendo en forma alarmante.

Las diferentes áreas del Estado, como para colaborar, pueden repensar los proyectos en donde se incluya el consumo de alcohol por que lo que para muchos puede ser el paraíso, otros con un trago, pueden aparecer en el infierno.

Fuente: UNO