Entrerrianos superaron el desafío de cruzar la Cordillera en bicicleta

Se animaron a pedalear largos tramos cuesta arriba y con viento en contra. Felices, cuentan la experiencia de haber cumplido su objetivo.

Acostumbrados a pedalear por las lomadas de la provincia, transitar campo adentro, atravesar algún arroyo playito, meterse al barro o circular por las rutas, se animaron a cambiar de paisaje y emprender la travesía que los invitaba a cruzar la Cordillera desde San Martín de Los Andes para llegar hasta Chile. El grupo de ciclistas entrerrianos se unió a sus pares de Pergamino el 6 de enero y aprovecharon el viaje de 24 horas en colectivo desde la ciudad bonaerense para descansar un poco antes de empezar a rodar por los caminos de montaña.

No hubo cuesta arriba ni viento en contra que les impidiera avanzar. Al entrenamiento previo le sumaron el entusiasmo y la pasión por las dos ruedas que los unió en la aventura. De Paraná fueron Diana Sphan, Andrea Bezzoni y Manuel Taleb. De General Ramírez se sumaron Hugo Horst y su esposa, Gabriela Gordillo. Aunque se habían preparado físicamente para el desafío, admiten que fue bravo llegar a la meta. «Un día pasamos para Chile y al siguiente volvimos. Fue tan duro el trayecto que nos llevó seis horas y media andar los 54 kilómetros a la ida. En el recorrido teníamos una subida de 22 kilómetros sin descanso. Son hermosas las bajadas, pero la subida es terrible si no estás entrenado», contó a UNO Hugo, quien confió que Aldo Fiant, un coterráneo suyo, los entrenó durante dos meses a Gabriela y a él como para correr carreras. «Eso nos ayudó muchísimo en la respiración, en el aguante, en la resistencia. Mi señora y yo no nos bajamos para nada de la bicicleta, pero hubo gente que sí porque no aguantó», sostuvo.

Además de recorrer los 108 kilómetros en total para ir a Chile y volver, hicieron varias excursiones por la zona, disfrutando de la belleza de la región patagónica. Al respecto, señaló: «Hicimos el cerro Chapelco. También fue muy duro porque había lugares donde hay que hacer trekking. No queda otra que cargar la bici al hombro y marchar a pie».

Hugo, quien hace unos años sufrió un accidente y usa una prótesis en la pierna izquierda, sostuvo que para él fue un gran logro: «Siento una gran satisfacción, primero porque logré cruzar Los Andes, y también por haber podido escalar con la bicicleta al hombro, porque yo pedaleo mucho pero suelo caminar muy poco», expresó, y confió que antes de iniciar la travesía tuvo sus miedos, a pesar de su preparación física: «Era todo un desafío cruzar la Cordillera. Hay que trepar y trepar. Bajar es fácil y lo hacés en 20 minutos, cuando a lo mejor la subida te demandó unas cuatro horas».

En la programación de las actividades grupales tenían un día libre para hacer lo que quisieran previo al regreso a sus hogares. Lejos de hacer otra cosa, los entrerrianos se subieron a su bicicleta y siguieron recorriendo otros lugares, sin dejarse vencer por el cansancio. «Los paisajes son hermosos y disfrutarlos en bicicleta fue una gran experiencia», aseguró.

Tanta fue la satisfacción de haber hecho este itinerario, que apenas llegaron a General Ramírez el fin de semana, el matrimonio de Gabriela y Hugo se puso a planificar un nuevo desafío: «En julio vamos a hacer Salta y Jujuy. Sabemos que no será sencillo, porque esa zona está más alta sobre el nivel del mar que San Martín de los Andes», expresó el ciclista.

Manuel Taleb, otro de los integrantes de la comitiva, comentó que desde que empezó a hacer travesías en bicicleta fue animándose a itinerarios de mayor distancia y dificultad. Afirmó que no se cansó demasiado gracias a que lleva adelante un exhaustivo entrenamiento. «Al viaje lo organizó el grupo Cicloturismo Pergamino. Ellos diagraman la grilla. Son 108 kilómetros el cruce en sí pero después tuvimos excursiones en la zona de San Martín de los Andes. Ascendimos con lluvia el cerro Chapelco. Eran 37 kilómetros en total. Hay gran parte de asfalto, pero los cinco últimos kilómetros son de ripio, que mojado hace que la bici se corra; es todo un tema», explicó.

«En mi caso iba con la expectativa de descubrir nuevos paisajes y realmente en el sur son maravillosos. Cuando uno va a esos lugares aprecia más la belleza de la Argentina. También estuvimos en el salto Huilo Huilo, que está situado dentro de una reserva ecológica que está en Chile y es uno de los sitios más lindos de la región», dijo a modo de conclusión, visiblemente feliz de haber concretado este nuevo viaje en bicicleta.

 

Lugar inhóspito que no admite desprevenidos

Con respecto al clima que hay en la zona de la cordillera, a la altura de San Martín de los Andes, Manuel Taleb sostuvo que la mayoría de los días estuvo fresco. «Hay sol algunos días, pero es muy cambiante el clima. Por ahí nos levantábamos a las 8 o 9 y no había precipitaciones, pero a las 10 arrancaba una llovizna, que cortaba y volvía. Y hacía frío. En una parte del recorrido que hicimos para ir a un lago nos agarró un ventarrón tremendo. Encima en el lago llegás y hay un sector en que no tenés vegetación, como una arboleda que te tape por ejemplo», dijo, y agregó: «Cuando hicimos el cruce a Chile hubo tanto viento y frío que se me entumeció la nariz. Solamente el viernes pasado, que era el día antes de volver, estuvo hermoso y nos fuimos a una playita. Para la gente de la zona una temperatura de 23º como la que hubo esa jornada significa un día ideal».

Además de las inclemencias del tiempo habituales en esa región, las dificultades del terreno hicieron más dificultoso el recorrido. «Es un camino con muchas piedras sueltas, por lo que hay que tener una mayor precaución para que la bicicleta no pierda apoyo. Hay cierto riesgo y no es un paseo para ir con una mano manejando y con la otra sacando fotos, porque no se puede», aseguró.

A su vez, sostuvo: «A esto se suma el condimento de las subidas. Tenés las trepadas, que son demoledoras y hay que poner el cambio más livianito y subir con toda la paciencia del mundo. Después están las bajadas, por supuesto, donde se agarran velocidades de unos 75 kilómetros por hora en el ripio y ese momento es una hermosura».

Fuente: Diario UNO | Vanesa Erbes