El nuevo obispo de Gualeguaychú pidió tolerancia cero ante los abusos sexuales en manos de curas

«Cuando la Justicia es lenta, deja de ser justicia», sentenció Héctor Zordán, quien asume mañana en la diócesis de esa localidad.

En el marco de una conferencia de prensa, previa a su asunción prevista para mañana, el futuro obispo de Gualeguaychú, Héctor Luis Zordán, no esquivó su reflexión sobre el grave tema de hechos de abusos a menores por parte de sacerdotes ocurridos en la región.

Al respecto, sostuvo que ante este tipo de casos, la Iglesia tiene un protocolo para actuar. «Se trata de personas enfermas, y hay que salir al cruce –dijo, en referencia a los sacerdotes abusadores-. Y hay que acompañar a las víctimas».

Sin embargo, más tarde, luego de finalizada la conferencia, amplió su concepto. El reemplazante del obispo Jorge Lozano consideró: «La Iglesia es muy clara. Lo primero a atender son las víctimas. A ellas debemos amor, cuidado, consejo, cobijo para que puedan sanar y superar tanto daño recibido. Luego, en cuanto al abusador, el papa Francisco y ya sus dos antecesores también trabajan con un concepto: tolerancia cero a este crimen, a este delito. Es un pecado el abuso, pero también es un delito, y muy grave. Exige por ello investigación severa tanto dentro de la Iglesia como por parte de los tribunales de la Justicia ordinaria. Quien cometió abuso contra un menor, debe responder por sus actos ante la Justicia».

Y acto seguido, lamentó que la Justicia sea tan lenta, no solo para esos casos, sino para tratar todos los casos que tiene entre manos: «Como se dice comúnmente, cuando la Justicia es lenta, deja de ser justicia…».

Durante la conferencia de prensa, el prelado se refirió también a la famosa «grieta» que dividió al país. «El enfrentamiento en la Patria se ha profundizado. La Iglesia y los obispos debemos buscar y ofrecer gestos y palabras de la reconciliación», sostuvo. Habló de la necesidad de reconciliación, y puntualizó: «Reconciliación no significa impunidad. Este es un tema que se trató durante la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal, a principios de mayo.

La preocupación del Episcopado sobre la reconciliación no es nueva; recuerdo que siendo seminarista, a principios de los años 80, los obispos de aquel momento ya planteaban este tema».

También hubo tiempo para referirse a su historia personal. Contó que es sacerdote desde hace 33 años. Nació en 1956 en Calchaquí –al norte de la provincia de Santa Fe. Fue ordenado sacerdote en 1984 y realizó el Profesorado de Ciencias Sagradas con los monjes benedictinos en Victoria.

«Siempre dije que la gente de Entre Ríos es gente buena. Siendo párroco en Capitán Bermúdez (Santa Fe), había viviendo allí muchas familias entrerrianas de la costa del Paraná, y eso me llevó a conocer a los entrerrianos y ver que son gente buena. Recuerdo a una familia de Victoria, y a un señor llamado Toto Segale, que había sido tropero y era payador. Cada vez que iba a la casa a visitarlos y tomar mate, así…, sin tiempo, me contaba esas historias del campo que me llenaban el corazón».