Libertador San Martín: La lucha del paciente “cero”, su recuperación tras 60 días en UTI

René Smith, de 75 años, había estado 4 meses y medio en Austria y regresó al país el 14 de marzo del 2020, cuando en medio de la incertidumbre, comenzaba a mencionarse la posibilidad de cerrar las fronteras de Argentina. Al regresar a Libertador San Martín decidió realizar la cuarentena como marcaba el protocolo, después de estar tres días en la ciudad, comenzó a tener algo de fiebre, empezó a sentirse mal con síntomas parecidos a los de una gripe, jamás se le pasó por la cabeza que pudiera tener la enfermedad. Sin embargo, concurrió al Sanatorio local, fue controlado y decidieron realizarle el hisopado, lo aislaron y fue internado. Allí comenzó el calvario para su familia, especialmente al conocerse el resultado.

Fue el primer caso positivo del Departamento Diamante, y uno de los primeros de la Provincia. Su recuperación tras más de 70 días internados (casi 60 en Unidad de Terapia Intensiva) fue festejada por toda la comunidad, casi como una hazaña por todo lo vivido, por la notoriedad que tuvo su caso y mantuvo en vilo a la ciudad.

Hoy, su presente es totalmente distinto, luce esplendido, volvió a su pasión, la docencia, y camina la ciudad disfrutando de cada detalle y del entorno familiar. Para él, tras su recuperación “la vida es un tiempo prestado”, así lo expresa en diálogo con Diario Nuevo Libertador, en un nuevo encuentro, tras un año del alta por covid-19.

¿Qué piensa un año después de la experiencia de vida que le tocó atravesar, teniendo en cuenta este presente que hoy tiene?

Lo que uno piensa es multifacético. Seguramente a otros que pasaron por esta experiencia, les pasó lo mismo (cuyos casos tal vez fueron aún más difíciles). El atolladero de ideas, preguntas e hipótesis que uno se formula, es enorme. Pero de todo eso, me queda claro que nada pude hacer yo con mis propios medios para zafar de la muerte. Yo estaba ausente en razón de estar en estado de coma durante más de 50 días (más de 70 días de internación). Todo lo bueno que ocurrió fue gracias al empeño del personal de la salud y a la enorme cantidad de personas que estuvieron orando, desde distintas partes del mundo. Pero todo eso todavía no fue suficiente. Al menos en tres momentos, ya no había recursos disponibles para seguir viviendo. El siguiente momento debía ser mi muerte. Pero cuando ya no había más chances, todavía no estaba dicha la última palabra. Dios intervino poderosamente. Y aquí estoy, vivo, recuperado y desarrollando varios proyectos. Para mí, fue como una resurrección. Y me hago eco de lo que muchos me dijeron: “todavía Dios tenía una misión para vos”. No sé si serán semanas, meses o años los que me quedan. Pero no son míos, porque es un tiempo prestado.

Siendo el paciente”0″ en ese momento, ¿imaginó luego está actualidad de la pandemia y que prosiga de esta manera?

En verdad, yo no pensaba que la pandemia iba a tomar las dimensiones actuales. No me imaginaba todas las restricciones a nivel mundial ni tampoco su incidencia social y económica. En los comienzos no había vacunas y parecía que, a pesar de todo, todo volvería a la normalidad.

En su opinión, ¿esta pandemia tiene un inicio o un por qué claro desde su aparición?

Es difícil responder en forma taxativa. Sabemos por las declaraciones del Evangelio, que hay fuerzas ocultas que se entretejen socialmente y que producen grandes malestares. No debemos ser ingenuos. Debemos ser precavidos, observadores de los fenómenos que ocurren y actuar en consonancia tanto en el plano personal como en el social.

Una vez recuperado, ¿sintió alguna vez miedo de salir, o tener que pasar por un segundo contagio o lo tomó de otra manera a todo esto?

La verdad es que no sentí miedo. Eran los comienzos de la pandemia. Las versiones que corrían en aquel tiempo, eran que uno que había pasado por la enfermedad, quedaba inmunizado. Incluso doné mi plasma para que pudiera servir a otros. Luego de ese primer tiempo vinieron otras versiones, muchas contradictorias y confusas. Pero traté de abordar el tema con prudencia. No sólo me cuido del covid sino también de la obsesión que provoca el miedo infundado. Tanto uno como otro son riesgos que deben ser controlados.

Desde su experiencia ¿Qué consejos le podría dar a quiénes están cursando el covid-19 en la actualidad, y muchos de manera compleja?

Una primera instancia podría estar dirigida a los que no padecieron la enfermedad. Veo que hay quienes no le dan importancia. Yo les diría que no ignoren las medidas que ya conocen. Generalmente, cuando uno no pasó por el problema, parece que el mal es asunto de otros. Y esto es un riesgo.

Para los que están atravesando la enfermedad, lo único que puedo decir (si es que no están en estado de coma), que sepan que la salud es un don de Dios, y que él la puede restaurar, aun si las esperanzas empiezan a desvanecerse. Desde mi particular vivencia, yo no estaba en condiciones de hacer algo por mi recuperación. En coma y desarticulado de todo, estaba al borde de la muerte. Dios me quiso mostrar que mi recuperación no es asunto humano, sino divino

Recuerdo cuando le hicimos aquella nota, nos comentó hace un año, qué quería ponerse bien lo antes posible para volver a dar clases. ¿Lo pudo lograr? ¿Cómo es su vida en la actualidad?

Yo salí del Sanatorio a principios de junio, sin movilidad. En los primeros tiempos fui dependiente absoluto lo de mis hijos y de los muchachos que hicieron mi rehabilitación. Tuve que aprender a sostener mi cabeza, levantarme de la cama, mantener el equilibrio, caminar, manejar el auto. Al principio fue muy lento. En agosto comenzaban las clases del segundo cuatrimestre. Aunque para entonces yo había mejorado, tenía dudas acerca de mi capacidad física; hice la prueba y pude. Aunque las clases fueron virtuales, pude poner la onda y las fuerzas necesarias. Para mí fue una satisfacción muy grande.

Este año sigo dando clases en otra de las áreas. Próximamente también daré un curso virtual de doctorado en la Universidad Peruana Unión.

Por el momento reparto mi tiempo entre las tareas domésticas físicas (necesarias para mantener mis fuerzas) y las tareas de la mente. Estoy escribiendo un libro sobre ética que empecé antes de enfermarme, que me requiere mucha reflexión y que espero poder concluir antes de fin de año.

Tengo más proyectos; pero trato de vivir un día a la vez.

Fuente: Diario Nuevo Libertador